viernes, 20 de agosto de 2010

La amistad.

Muchas veces pensamos que tenemos un amigo que conocemos y en que podemos “poner las manos en el fuego”. Claro, qué vamos a sospechar de una persona que siempre estuvo a nuestro lado, en momentos difíciles y momentos buenos. Pero sí, siempre nos segamos por lo que una persona es o puede ser.

Muchas veces decimos desconocer a los demás, pero hasta las personas más cercanas guardan secretos y debemos entenderlos, como también respetarlos.

También somos nosotros los que no quieren comprenderlos y terminamos en peleas, discusiones, desacuerdos, hasta que por fin se separan para siempre o no.

Pero si queremos podemos volver a entendernos y pedirnos disculpas.

No hay que pensar que sabemos todo sobre todo, porque a veces la soberbia nos lleva a estas circunstancias.

La vida es como una carretera con curvas difíciles de recorrer. Solamente hay que saber cómo manejar.

Lo menos que tenemos que hacer en estos tiempos es quedarnos solos. Siempre hay alguien para nosotros.

Comprendan que nosotros no somos los que tenemos que ser comprendidos, sino nosotros comprender a los demás.

2 comentarios:

  1. Muchas veces nos sucede esto que has reflexionado, como en todas las relaciones humanas, la amistad depende de las dos persanas que la alimentaron. Aceptar las criticas, sobre todo las negativas, de nuestros amigos, debe ser algo natural, como el reto, advertencia o sanción de los padres, nos duele en el momento pero después podemos incorporarlo a la vida pues es para nuestro bien...

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar